Castel Gandolfo, 10 de agosto de 2004

¡La Iglesia necesita la Acción Católica!

Mensaje para el Primer Congreso Internacional de Acción Católica

Última actualización: 22 de marzo de 2024

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Congreso Internacional de Acción Católica
Duc in altum Acción Católica
¡TEN EL CORAJE DEL FUTURO!

Roma – Loreto, 31 de agosto/5 de septiembre de 2004

 

1. “Duc in altum, Acción Católica. ¡Ten el coraje del futuro! Esta fue la invitación que dirigí a los delegados de la XI Asamblea Nacional de la Acción Católica Italiana, el 26 de abril de 2002. Me alegra ver que este llamamiento mío ha sido adoptado como compromiso y lema del Congreso Internacional de la Acción Católica, que se inaugurará en Roma el 31 de agosto de 2004, por iniciativa del Foro Internacional de la Acción Católica y de la Acción Católica Italiana, en colaboración con el Consejo Pontificio para los Laicos.
Deseo dirigir mi más cordial saludo a todos los responsables y colaboradores de la Acción Católica de los diferentes países reunidos en la Domus Pacis. De modo especial saludo con afecto fraterno a los cardenales y a los venerados hermanos del episcopado que han querido participar en este importante acontecimiento.

2. “Tener la valentía del futuro” es una actitud que no surge de una elección voluntarista, sino que toma consistencia e impulso de la memoria del don precioso que ha sido la Acción Católica desde sus orígenes. Originada, según mi predecesor el Papa Pío XI de vm, de una "inspiración providencial", ha sido una fuerza agregativa, estructurante y propulsora de esa corriente contemporánea de "promoción de los laicos" que encontró solemne confirmación en el Concilio Vaticano II. En él, generaciones de fieles han madurado su vocación a lo largo de un itinerario de formación cristiana que les ha llevado a la plena conciencia de su propia corresponsabilidad en la construcción de la Iglesia, estimulando su impulso apostólico en todos los ámbitos de la vida. ¿Cómo no recordar, en esta ocasión, que el Decreto conciliar sobre el apostolado de los laicos reconoció esta loable tradición, recomendándola firmemente? (cf. Apostolicam actuositatem, 20). La exhortación apostólica postsinodal Christifideles Laici, así como mis numerosas intervenciones con ocasión de las diversas Asambleas de la Acción Católica Italiana, han asumido con vigor las recomendaciones conciliares, ayudando a superar algunas situaciones empañadas y difíciles.
Hoy quisiera repetir una vez más: ¡la Iglesia necesita la Acción Católica! La memoria no debe reducirse a una retirada nostálgica hacia el pasado, sino que debe convertirse en conciencia de un don precioso que el Espíritu Santo ha concedido a la Iglesia, una herencia que está llamada, en esta aurora del tercer milenio, a hacer nacer nuevas frutos de santidad y apostolado, extendiendo la 'plantatio' de la Asociación a muchas otras Iglesias locales en diferentes países.

3. Ha llegado la hora de ese renacimiento del que dan testimonio vuestras realidades multiformes. ¡Son muchos los indicios que dan esperanza en el kairos de una nueva primavera del Evangelio! Esta gran responsabilidad que os compromete a todos junto con vuestros Pastores, y que involucra a toda la Iglesia, exige una decisión humilde y valiente de “comenzar de nuevo desde Cristo”, sabiendo que estáis sostenidos por la fuerza omnipresente del Espíritu. Todos los fieles laicos, conscientes de su vocación bautismal y de los tres compromisos –sacerdotal, profético y real– que de ella se derivan, pueden implicarse en esta gran tarea. Confiados en la gracia de Dios y sostenidos por un vivo sentido de pertenencia a la Iglesia como "casa y escuela de comunión", los fieles laicos escuchan las enseñanzas y directivas de los Pastores para ser sus colaboradores eficaces en la edificación de la Iglesia. comunidades eclesiales a las que pertenecen.
Todo cristiano se compromete a ser testigo de cómo su vida cambia por la gracia y es movida por la caridad. “Esto será posible si los fieles laicos saben superar en sí mismos la brecha entre Evangelio y vida, recomponiendo en sus actividades cotidianas, en la familia, en el trabajo y en la sociedad, la unidad de una vida que encuentra en el Evangelio la inspiración. y fuerza para realizarse en plenitud” (Christifideles laici, 34). La Acción Católica siempre ha sido y debe ser hoy una fragua para la formación de los fieles que, iluminados por la Doctrina Social de la Iglesia, están comprometidos en primera línea en la defensa del sagrado don de la vida, en la salvaguardia de la dignidad de la persona humana, en la realización de la libertad educativa, en la promoción del verdadero significado del matrimonio y de la familia, en el ejercicio de la caridad hacia los más necesitados, en la búsqueda de la paz y la justicia, y en la aplicación de los los principios de subsidiariedad y solidaridad a las diversas realidades sociales que interactúan.

4. Sé que vuestro Congreso, iniciado en Roma, continuará con la peregrinación a Loreto y culminará, el domingo 5 de septiembre, en la Plaza del Santuario, con la celebración de la Sagrada Eucaristía, durante la cual Estad felices de inscribir en la Lista de los Beatos a algunos miembros de la Acción Católica que han sido en su vida modelos convincentes de coherencia evangélica.
Por eso me dispongo una vez más a peregrinar a ese amado Santuario de Loreto, centro internacional de espiritualidad mariana, donde elevaré mi oración a María Santísima para que, con la gracia del Espíritu Santo, estéis siempre dispuestos a pronunciar vuestro fiat a la voluntad de Dios, haciéndoos testigos del Misterio de Cristo para la salvación del mundo.
Deseando abundantes frutos a los trabajos del Congreso, en vista de una presencia cada vez más incisiva de la Acción católica al servicio del Reino de Cristo, envío a todos una especial bendición apostólica.

 

(nuestra traducción)

 

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